Cierra otro comercio centenario de Sabadell: “Es una pena para la ciudad”

El centro de Sabadell (Vallès Occidental) se despide de otra tienda centenaria, Monistrol, dedicada a la fotografía y ubicada en el Passeig de la Plaça Major. La icónica tienda concluye una larga historia que se remonta a antes de la guerra civil.

Pere Monistrol es miembro de la tercera generación de comerciantes que, tras el mostrador de la tienda, vende cámaras y carretes fotográficos a los vecinos de la cocapital vallesana. A partir de verano el comercio, fundado en 1916, ya no subirá su persiana: “No hemos encontrado relevo ni familiar ni en el sector para darle continuidad”, detalla el mismo Monistrol.

Con aparente serenidad y aceptando el “cambio de ciclo social”, el propietario asegura que “el negocio ya no es lo que era. Se acaba un modelo de comercio; el tradicional, el pequeño, el familiar”, expone. Y llega a la siguiente conclusión: “Muchos pequeños comerciantes estamos surfeando una ola de cierres, ni los hijos, ni los nietos, nos siguen los pasos. Ha cambiado la mentalidad y es normal porque es sacrificado y todos ya tienen carreras universitarias”. Esta tendencia se refleja en el cierre de la relojería Borrell, la herboristería La Campana el pasado verano y, en otoño, la librería Llar del Llibre. Las tres tiendas se ubicaban en el centro de la ciudad vallesana, en torno al Passeig de la Plaça Major. 

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“No es catástrofe, pero sí que es una pena para la ciudad”, dice el propietario quien añade que “un vecino del centro ahora se tendrá que desplazar a otros barrios (Ca n’Oriach o Can Deu) para que le hagan un revelado de fotos”. Monistrol recuerda que el sector de la fotografía ha vivido una gran transformación en los últimos años, y en el Passeig ya se hizo notar con la desaparición de la histórica tienda de Joan Llobet.

“La venta de cámaras se ha extinguido”, ha concluido el propietario que sostiene que ya solo se venden las “profesionales”. Además, la irrupción de los teléfonos móviles ha dado la estocada final al sector. 

Monistrol, quien ya ha cumplido 65 años, explica que no tiene fecha decidida para el cierre: “Será antes de verano, cuando se acaben las existencias”. 

Monsitrol rememora alguno de los sus momentos de infancia en la tienda: “Ya lo hacía mi padre y yo corría por aquí con tan solo 5 años. He crecido entre estas paredes”. Por su parte, Joan Monistrol, sobrino del propietario - que no ha tenido hijos -, manifiesta que el cierre era inevitable, “toda la familia lo preveía desde hace tiempo”. El sobrino valora la trayectoria de la tienda de forma “bonita” y manifiesta que no se puede pedir a las generaciones futuras “aceptar este relevo”: “Un cierre es la oportunidad de la apertura de nuevos mundos y no tiene que ser negativo”, reflexiona.

A día de hoy, el aún propietario no sabe cuál será el futuro de la tienda que, dice, pretende alquilar. El que sí que sabe es que su jubilación pondrá un punto y final a la histórica tienda Monistrol tras 108 años.

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