Del curso: Inteligencia emocional en la gestión empresarial

Humildad y responsabilidad

Del curso: Inteligencia emocional en la gestión empresarial

Humildad y responsabilidad

Normalmente, cuando surge un problema, tendemos a buscar al culpable, y generalmente, lo buscamos fuera de nosotros. El mercado, la crisis, los bancos, los trabajadores, los clientes, los proveedores. ¿Y nosotros? ¿Qué responsabilidad tenemos nosotros? La responsabilidad consiste en asumir las decisiones que tomamos y las que no tomamos, y las consecuencias resultantes. Por tanto, si decidimos nosotros, también será necesario situarnos dentro de la batería de posibilidades, pero eso requiere una gran dosis de humildad y responsabilidad. Seguro que todos conocemos el perfil equivocado, el egocéntrico, que se rodea de personas que siempre le dan la razón y que es incapaz de tener en su equipo a empleados con actitud crítica; esa actitud, más pronto que tarde, conduce al fracaso. Una situación muy frecuente en la empresa se da cuando no hay dinero para hacer los pagos; en ese momento, el empresario no quiere reconocer que existe una gestión deficitaria, esa idea ni pasa por su imaginación; más bien, al contrario, está seguro de hacerlo todo bien. Pone un parche y acude al banco para obtener más financiación; considera que esto resuelve el problema, pero en realidad solo lo aplaza, y peor, lo agrava. ¿Por qué actúa así? Es incómodo reconocer nuestras limitaciones. Ser humilde no es fácil, ya que implica reconocer nuestras debilidades y la posibilidad de no estar acertando, pero ese sería un primer paso para mejorar. ¿Y si fuésemos nosotros el centro del problema? Es bueno plantearse algunas preguntas. ¿Estoy gestionando bien la empresa? ¿Por qué baja el rendimiento de mi equipo? ¿Estoy seguro que estoy obteniendo beneficio? Esto tiene un solo objetivo: autoevaluarnos. Lo que hemos hecho bien, que serán muchas medidas, las mantenemos, pero aquellas decisiones que no funcionaron, las eliminamos o modificamos. Sin humildad no hay mejora. Por ejemplo, si un cliente no nos paga, pensemos si podríamos haber actuado de otra forma. ¿Estaba en nuestra mano haber hecho una investigación previa? Con esa información, quizá no le hubiéramos vendido a crédito. Si el banco no nos da financiación, ¿hay algo más que hubiéramos podido hacer? Por ejemplo, preparar mejor la propuesta, haber justificado el destino del dinero y la capacidad para devolver las cuotas. Si la demanda ha bajado, ¿es responsabilidad nuestra exigir al departamento de diseño que modifique el producto o añada alguna ventaja para potenciar las ventas? Gestionar una empresa es difícil, y nos enfrentamos a situaciones muy duras, pero no olvides que las empresas nacen y existen para ser rentables. Muchas veces se confunde esta afirmación con un mal entendido concepto de codicia; nada más lejos. La empresa necesita generar beneficios para cumplir con sus compromisos, retribuir a sus accionistas, pagar a sus empleados, financiar, invertir, etc. Esa es una responsabilidad de un buen gestor financiero, hacer lo que debe, que no siempre coincide con lo que nos hace sentir bien.

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